sábado, 25 de octubre de 2014

Fanfarrones, estafadores y oportunistas superficiales

ImagePor Bill Bonner.
El pasado fin de semana estuve en Nashville, Tennessee, junto con Ron Paul, Porter Stansberry, Jim Rickards y otros.
La pregunta que nos hicimos fue qué panorama podemos esperar para los Estados Unidos.
El doctor Paul enfocó la pregunta desde un punto de vista geopolítico. Le dijo al público asistente que la industria militar y de seguridad tiene al Congreso metido en el bolsillo. Como resultado, podemos esperar más endeudamiento, más gasto y más guerras inútiles.
Las guerras son malas para el país y sus ciudadanos, dice Ron, pero son buenas para la gente que fabrica los aviones de combate.
“Llevamos metidos en una guerra en Oriente Medio desde hace décadas”, dijo. “Primero apoyamos a Osama Bin Laden contra los soviéticos en Afganistán… y el resultado de aquello fue la creación de Al Qaeda. Entonces apoyamos a Saddam Hussein contra Irán. Saddam y Bin Laden se odiaban mutuamente, pero después del 11-S atacamos a Saddam utilizando una serie de mentiras para justificarlo. Nos hemos gastado miles de millones de dólares en equipamiento militar que ahora está en las manos de ISIS, otro enemigo que nosotros hemos creado y que es aún más peligroso”.
Ron Paul es un hombre tan honesto y honorable que me pregunto qué hacía alguien como él metido en el Congreso. Debe haber sido alguna clase de accidente electoral.
Los hombres buenos no suelen entrar en la política; y cuando lo hacen, es muy raro que triunfen.
El pobre Ron se retiró del Congreso y ahora dedica su tiempo a “difundir la palabra”. En su opinión, si se supiera lo que se cuece en la política la gente votaría a líderes más responsables con políticas más sensatas.
Sin embargo, no es así como funciona. Cuando peor encaminado vaya un país, más gente tiene intereses económicos en que se siga en esa misma dirección.
Una vez visité a Ron en su despacho en el Capitolio. Desayunamos con un pequeño grupo de congresistas, intentando convencerles de que votaran como pedía Ron Paul.
Fue una batalla cuesta arriba. Solo algunos congresistas asistieron y los pocos que fueron temían que sus distritos perdieran dinero o que los sindicatos desaprobaran lo que votaran o que se quedaran sin asiento en un comité por llevarle la contraria a la dirección del partido. Ron se quedó solo.
Mi conclusión después de aquello es que la política es el terreno de fanfarrones, estafadores y oportunistas superficiales.
Lo que hace que me pregunte cómo pudo Ron Paul ser elegido para el Congreso en primer lugar. Pero no solo fue elegido; una vez en Washington, nunca se vendió a nadie, ni de la derecha ni de la izquierda. Se opuso a los políticos irresponsables allí donde los encontró.
Lo que nos lleva al tema de nuestra presentación en Nashville el pasado fin de semana. Estábamos siguiendo al dinero.
“James Bullard -Presidente de la Reserva Federal de Saint Louis- dejó que se escapara el gato de la bolsa” explicamos.
“Abrió la bolsa otra vez, después de John Williams de la Reserva Federal de San Francisco, para asegurarse de que el gato no se hubiera escapado”.
Según el Financial Times, esto fue lo que Bullard le dijo al portal de información financiera Bloomberg:
“Yo también pienso que las perspectivas de inflación en Estados Unidos se están reduciendo; y eso es algo que un banco central no puede permitir. Nos tenemos que asegurar de que la inflación y las perspectivas de inflación permanezcan cerca de nuestro objetivo. Y por esta razón creo que la respuesta razonable que debe dar la Reserva Federal en esta situación sería aplicar la cláusula en la retirada de los estímulos que afirmaba que la retirada se efectuaría en función de los datos económicos. En virtud a ella, podríamos paralizar la retirada de estímulos y esperar a ver cómo evolucionan los datos económicos en diciembre. Así, continuaríamos con un QE a un nivel muy bajo, el que tenemos ahora mismo y más adelante evaluaríamos nuestras opciones…”
No pensé que ocurriría tan rápido. Pensé que el banco central esperaría. Esperé un poco más de hipocresía, un poco más de artificialidad, un poco más de falsa resistencia y unas pocas negaciones de la realidad.
La Fed debería haber actuado de una manera más elusiva, haciendo que los inversores transpiraran un poco más antes de volver al rescate.
Sabía dónde terminaría la Fed, pero no me imaginé que acabaría ahí tan deprisa y fácilmente.
En la tierra de las mentes y de los mercados libres, aparentemente solo la Fed sabe cuáles son los precios a los que las acciones deberían agarrarse. De ahora en adelante, será la Reserva Federal la que apruebe todos los movimientos de Wall Street.
Para tener una visión global, el banco central de Estados Unidos tiene a toda la economía y a los mercados enganchados al crédito barato y a la imprenta de dinero. La Fed se ha dedicado a suministrar ambas cosas a gran escala durante los últimos cinco años.
Pero ha prometido apartarse del patio a principios de este mes. Ahora que la economía parece recuperarse, dice el guion establecido, la Fed se apartará de sus medidas de emergencia y permitirá que las cosas vuelvan a la normalidad: la inyección de dinero (QE) termina este mes y las tasas de interés más altas terminarán el año que viene.
Ninguna burbuja ha sido creada sin una aguja apuntándola, y a nadie le gusta cuando las dos se encuentran.
La semana pasada pareció que la burbuja de la Fed y la aguja del mercado se estaban acercando. Entonces, la rápida acción de los bancos centrales permitió alejar esta situación el viernes pasado.
Llevamos ya cinco años de tasas de interés cerca de cero y éste es el tercer programa de expansión monetaria. Las acciones, las casas, las tasas y los bonos han sido pervertidos.
Las acciones en Estados Unidos valen más del doble de lo que valían al principio de la crisis. La casa media vale más de 60.000 dólares más.
Ahora el QE está terminando y parece que menos dinero va a entrar en los mercados de activos. En lugar de incrementarse un 40% como lo hizo en 2012, el exceso de liquidez tan solo subirá un 6% este año. El próximo año, será incluso menor.
Con menos dinero viniendo de la Fed, todavía no podemos hablar de una recuperación real. Y como las acciones eventualmente bajan, puede que ésta sea la definitiva.
Saludos, Bill Bonner.

*Bill Bonner es fundador y presidente de Agora Inc., con sede en Baltimore, Estados Unidos. Es el autor de los libros "FinancialReckoning Day" y "Empire of Debt" que estuvieron en la lista del New York Times de libros más vendidos.
FUENTE: Publicado en Inversor Global - Newsletter semanal - Enviado por mail

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