lunes, 16 de noviembre de 2015

El crecimiento del gasto público

Foto del perfil de María Celsa Rodríguez (tú)Por María Celsa Rodríguez
Según datos del Ministerio de Economía, entre los años 2004 y 2014 el gasto público nacional pasó del 20% del PBI al 33% del PBI. Es decir, al cabo de 10 años el gasto público creció 13 puntos porcentuales del PBI"[1]


Como analiza IDESA: "El crecimiento del gasto público es tan grande que ya no alcanza con la elevada presión impositiva, el consumo de reservas del Banco Central y de la ANSES, y la emisión monetaria. Por eso, se apeló a emitir deuda en dólares aceptando tasas de interés varias veces superiores a las que pagan los países vecinos. La estrategia le genera al gobierno beneficios electorales pero implica estirar una agonía cuyas consecuencias serán asumidas por el próximo gobierno.


El BONAR 2024 es un título de deuda pública recientemente utilizado por el Estado nacional. Cumple con el doble objetivo de aportar recursos para financiar el gasto público y acrecentar las reservas del Banco Central por estar nominado en dólares. El gobierno celebró que en el proceso de colocación de esta deuda se recibieron ofertas por U$S 1.416 millones, un monto muy superior a los U$S 500 millones que tenía previsto emitir. Algo parecido ocurrió con la emisión de deuda por parte de YPF. La contrapartida es que los inversores exigieron tasas de interés varias veces superiores a las que acceden países vecinos".[2]

El Profesor Ludwig von Mises explicó que: "No existe un camino secreto para la solución de los problemas financieros de un gobierno; si necesita dinero, tiene que obtener el dinero gravando con impuestos a sus ciudadanos (o, bajo condiciones especiales, tomando préstamos de la gente que tenga el dinero) Pero muchos gobiernos, podríamos decir casi todos los gobiernos, piensan que hay otro método para obtener el dinero que necesitan: simplemente imprimirlo.

Si el gobierno desea hacer algo beneficioso – si, por ejemplo, desea construir un hospital – la manera de encontrar el dinero que necesita para este proyecto es gravar con impuestos a los ciudadanos y construir el hospital con los ingresos provenientes de los impuestos. Y entonces no ocurrirá ninguna ‘revolución de precios’ ya que cuando el gobierno cobra el dinero para la construcción del hospital, los ciudadanos – habiendo pagado los impuestos – están forzados a reducir sus gastos. El contribuyente está forzado a reducir ya sea sus consumos, sus inversiones o sus ahorros. El gobierno, apareciendo en el mercado como un comprador, reemplaza al ciudadano: el individuo compra menos, pero el gobierno compra más. El gobierno, desde luego, no siempre compra los mismos bienes que los ciudadanos habrían comprado, pero en promedio no existe incremento alguno en los precios debido a que el gobierno construya un hospital. Elijo este ejemplo porque la gente a veces dice: ‘Hay una diferencia si el gobierno usa su dinero para buenos o malos fines’ Deseo suponer que el gobierno siempre usa el dinero que ha impreso con los mejores fines – fines con los cuales todos estamos de acuerdo. Pero no es la manera en que el dinero es utilizado, sino la forma en que el dinero es obtenido, lo que provoca esas consecuencias que llamamos inflación y que la mayor parte de la gente en el mundo actualmente no considera beneficiosa.

Por ejemplo, sin inflar la cantidad de dinero, el gobierno podría usar el dinero proveniente de impuestos para tomar nuevos empleados o para aumentar los sueldos de aquellos que ya están al servicio del gobierno. Entonces esta gente, cuyos salarios han sido incrementados, están en posición de comprar más- Cuando el gobierno grava con impuestos a los ciudadanos y usa ese dinero para aumentar los sueldos de los empleados del gobierno, los contribuyentes tienen menos para gastar, y los empleados públicos tienen más. Los precios, en general, no se incrementarán".[3]

No sabemos que estrategias implementará el nuevo gobierno para reducir el gasto publico y bajar la inflación. En campaña poco se ha hablado, y el oficialismo ha dibujado monstruos para hacernos temer.

Lo cierto es que el Gasto Publico argentino creció entre los años 2004 y 2015 -de acuerdo a fuente de IDESA- un 70% "por encima de lo que aumentó la producción". Sabemos que el financiamiento es insuficiente para sostener semejante gasto público. Y como dice IDESA "Este modo de gestión del Estado genera un doble perjuicio a la sociedad. En primer lugar, porque los fondos públicos se dilapidan en dádivas asistencialistas, exceso de empleo público, corrupción e inversiones no prioritarias, en vez de organizar el sector público para promover el desarrollo económico y social. Por el otro, porque al usar al Estado para someter voluntades se contamina la dinámica política erosionando el funcionamiento de las instituciones democráticas y republicanas".[2] Y esto no debe seguir así.

Esperemos que el próximo gobierno maneje mejor las finanzas públicas.

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Referencias:
[1] http://www.idesa.org/informes/1288
[2] http://www.idesa.org/informes/1124
[3] Seis conferencias dictadas por el Profesor Ludwig von Mises en Buenos Aires, Argentina, en 1959 – Inflación

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